domingo, 25 de diciembre de 2011

el año no comenzaba bien, la treintena marca la vida para bien y para mal.
me creí el cuento contado, pero con varios meses consumidos me dí cuenta de que el cuento no ere un cuento, era mi cuento y no terminaba como quería.
los amigos adquieren distintas dimensiones a lo largo de la vida, a veces es impresionante como alguien puede marcarte un camino nuevo, solo has de estar receptivo, abierto y con ganas a pesar del desvario. quiero que no se me olvide esto.

meses después puedo caminar a la pata coja, a veces fallo, tropiezo y me caigo. pero no pasa nada. me preparo, concentro mi cabeza y up up up ... lo vuelvo a intentar.
los viajes, las distancias, las profundidades, las mangas recogidas, los brazos abiertos, los ejercicios desde el suelo, el descontrol, el pelo recogido y luego despeinado, el olor vacío, las naúseas congénitas, las manías, los dedos derretidos, el corazón se me sale, los calcetines prietos, los perfumes desaparecen, las plantas preciosas que recuerdan de donde vienes, las espinas de mar, los rastros de barro en la entrada, los picores en los ojos, las carreteras sombrías, las mentiras y los abrazos, las cualidades culinarias, descorcho una botella de vino blanco para pasar la tarde, y cae el sol despacio por la venta del sur que convierte en una línea todo el frente natural. se sale todo poco a poco. el contenedor hace aguas, materiales mediocres han soportado estructuras perfectas para un ser humano.

desde la línea miro hacia abajo y miro lo que hay... ahora es precioso y va tomando una forma que por ahora desconozco, no me es del todo desconocida. repito, es preciosa.

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